¡No más santuarios, por favor!

Hace algunos días atrás, conversábamos con Nena (mi esposa) sobre el comentario que nos habían hecho algunos matrimonios conocidos sobre la situación que ellos vivían en relación a sus Santuarios. El reclamo era común: ¡No tenemos asesores que nos ayuden en forma permanente! Y la conclusión venía de inmediato: "es por eso que el movimiento acá está decayendo". Es decir, si no hay asesores (en concreto, Sacerdotes y Hermanas) no hay posibilidades de crecer o ir cada día avanzando y desarrollándose como movimiento en ese lugar.

| Rafael Mascayano Rafael Mascayano

Hace algunos días atrás, conversábamos con Nena (mi esposa) sobre el comentario que nos habían hecho algunos matrimonios conocidos sobre la situación que ellos vivían en relación a sus Santuarios.

El reclamo era común: ¡No tenemos asesores que nos ayuden en forma permanente! Y la conclusión venía de inmediato: "es por eso que el movimiento acá está decayendo". Es decir, si no hay asesores (en concreto, Sacerdotes y Hermanas) no hay posibilidades de crecer o ir cada día avanzando y desarrollándose como movimiento en ese lugar.

Por otro lado, es una realidad que la demanda es mucha y la oferta es escaza, lo cual lleva que obviamente no podremos tener Sacerdotes del Instituto o Hermanas de María suficientes para abastecer a toda la necesidad existente y la que viene por delante.

Tomando en frío esta realidad, una primera posibilidad es no seguir generando nuevos sitios donde se desarrolle el Movimiento ni bendiciendo nuevos Santuarios, ya que es una irresponsabilidad hacerlo si no se va a poder atender en forma adecuada lo ya existente.

Otra posibilidad es mirar lo que sucede como una gran oportunidad de crecimiento y desarrollo de la familia de Schoenstatt y ver qué podemos hacer al respecto y así generar nuevas oportunidades para apoyar seria y adecuadamente cada uno de estos lugares.

De partida, y permítanme la forma extrema de plantear el problema, es que el "monopolio de la asesoría" no quede solo en manos de los Padres de Schoenstatt ni en las Hermanas de María, sino en que otros grupos se incorporen efectivamente también en esta tarea. Que los otros Institutos y Federaciones también se incorporen a pensar y generar nuevas alternativas que permitan apoyar efectivamente el movimiento en Chile y América.

Es la hora de plantearnos y elaborar creativa y colaborativamente, pero en forma organizada, instancias de preparación de Asesores, teniendo claridad de las competencias que ellos requieren y de esta forma tener una línea clara al respecto. Tenemos la posibilidad, a la vez, de aprovechar la gran experiencia y talento de Sacerdotes y Hermanas de María (y ahora también de algunas Frauen) para entregar a muchos lo que han vivido y la sabiduría que han conquistado a través de estos años.

La animación de cada Santuario (me refiero con ello a la vida instalada allí), es tarea de todos y en este momento de personas preparadas especialmente para esta tarea.

En Bolivia (y también en Chile) está la hermosa experiencia de una señora que se hizo cargo de la Juventud Femenina y, aunque partió con mucho miedo, ha realizado un hermoso trabajo, siendo asesorada por una Hermana de María.

Necesitamos planificar mejor nuestro trabajo futuro, detenernos a pensar el cómo trabajar mejor hacia delante. Me llama mucho la atención que teniendo entre nuestros schoenstattianos profesionales altamente calificados en "Planificación Estratégica", no tomemos en cuenta el gran aporte que nos podrían hacer en esta línea.

En Filosofía, más bien en lógica, hay dos movimientos: Extensión y Comprensión. Hay momentos en que hay que acentuar la extensión del movimiento y en otros la "profundidad" de lo que estamos haciendo. Como diría el Padre Kentenich, trabajar esta tensión desde una visión orgánica, o como también diría: "¿en qué estadio de proceso estamos?; ¿lo estamos profundizando adecuadamente?".

Ciertamente, no se trata de limitar el desarrollo de nuevas familias de Schoenstatt, ni de no permitir la bendición de nuevos santuarios, sino de asumir que necesitamos nuevas estrategias para apoyar efectivamente cada lugar que ya existe y aquellos que vendrán, para que no tengamos nuevamente otra experiencia como fue el Santuario de Santa Cruz.

Aprendamos de la experiencia y de lo que está sucediendo hoy.

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