Trabajando por la Familia en Rosario

En la Parroquia Nuestra Señora de Loreto, en la semana previa al Día de la Madre, en Argentina es el tercer domingo de octubre, decenas de personas se reunieron para trabajar sobre “La Familia”. El encuentro estuvo cargado de emoción y recogimiento.

Viernes 28 de octubre de 2016 | Rosita Ciola

En la Parroquia Nuestra Señora de Loreto, de El Palomar, en la semana previa al Día de la Madre (en Argentina, es el tercer domingo de octubre), se trabajó sobre "La Familia". Los sacerdotes, con muy buen criterio, fueron tocando distintos temas con el deseo de ayudar y estimular a las familias de hoy a enfrentar los desafíos modernos y a revitalizar la riqueza y la importancia de la familia, núcleo de toda sociedad. Como cristianos, debemos proteger nuestros nidos y rescatar a aquellos que están a punto de derrumbarse, porque todas las personas necesitan un lugar de pertenencia, "pobre de aquel que no lo tenga...". Ese es el espacio en el que cada uno debe sentirse protegido, amparado, amado y reconocido tal cual es. Y así, un poco cada día, se fue desarrollando en la homilía diaria una catequesis muy rica, que culminó el día sábado con un Rosario meditado de luces.

Con cada Ave María, se fue recorriendo la vida de Jesús y María unida a la vida familiar, que también vive sus propios misterios de gozo, de dolor, de luces y también de gloria. Fue un momento de gran recogimiento y oración. Entre misterio y misterio, íbamos cantándole a nuestra Madre. Fue emocionante ver la participación de muchos hombres, mujeres, niños, jóvenes y abuelos que iban rezando y depositando su velita encendida en honor a la Santísima Virgen. Realmente ha sido un rosario a puro amor donde todos estábamos unidos junto a Ella para homenajearla, y a la vez, para implorarle por todas las familias de la comunidad y del mundo entero.

Después, en la Santa Misa, cada uno pudo expresar sus intensiones de petición y agradecimiento, y todo fue ofrecido por el sacerdote en la patena para ser elevado al Padre.

Renovación de las promesas matrimoniales

Al finalizar la Celebración eucarística, el Padre Casimiro invitó a todos los matrimonios a acercarse al Altar para que renovaran las promesas matrimoniales. Entre los presentes, muchos contaban con varias décadas de casados. Cada matrimonio enlazó sus manos y mirándose a los ojos, los dos repitieron las mismas palabras que una vez se dijeron ante el Señor.

Aquí termino el relato de lo sucedido para compartir mi testimonio personal sobre este momento de cielo en el que pudimos revivir con mi esposo, nuestra boda. Ciertamente, esta vez, lo hicimos pero con la madurez que regalan los años compartidos, donde el amor ha sido probado muchas veces por las circunstancias y donde las dificultades nos unieron como esposos cada vez más. ¡Qué emoción sentimos al poder comprobar que el fuego del primer amor aún sigue vivo y así deberá seguir por toda la vida, si cada día, seguimos agregándole un tronquito nuevo a esa primera hoguera que nos permitió formar y sostener una familia.

Fuente: Schoenstatt.org

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