02. La “nueva comunidad”
P. Rafael FernándezLa “nueva comunidad”
Por el sacramento del bautismo formamos un solo cuerpo en Cristo Jesús. El ideal de la nueva comunidad busca vivir profundamente esa realidad en el contexto de un mundo que ha destruido los vínculos interpersonales, que sólo conoce el estar el uno al lado del otro, yuxtapuesto al otro, o, incluso, el uno contra el otro; donde las personas se unen sólo por el interés o la necesidad.
La esencia de la nueva comunidad consiste en que las personas que la conforman viven la una en, con y para la otra; en que el lazo del amor que las une les lleva a sentirse profunda y solidariamente responsables la una de la otra. Es la comunidad animada por el vínculo del amor que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones, que vence tanto el colectivismo masificante como el individualismo atomizante.
Schoenstatt ha sido llamado por Dios en un cambio extraordinario de época, en la que se inicia una nueva etapa de la historia. El P. Kentenich, interpretando los signos de los tiempos y dejándose guiar fielmente por la fe práctica en la Divina Providencia, marcó el norte a la Familia colocándola ante tareas de extraordinaria envergadura. Hoy cambia aceleradamente la imagen del hombre y de la sociedad. Caminamos hacia una nueva cultura posmoderna o “cibernética”, marcada por progresos gigantes en el orden de la ciencia y de la técnica. Nuevas tendencias determinan un nuevo modo de vivir, de relacionarse, de trabajar y de buscar esparcimiento. La gran incógnita es si la nueva cultura estará marcada por el sello de Cristo. Sabemos que Cristo es el Señor de la historia y que de la fuerza de su Espíritu surgirá una nueva creación. Una Iglesia renovada está llamada a ser germen de una nueva cultura que lleve el sello del Evangelio.
Es en esta perspectiva desde la cual se entiende la gran meta de Schoenstatt: forjar un hombre nuevo en una nueva comunidad, ambos impulsados por la fuerza fundamental del amor, con un sello apostólico universal. O dicho en otra forma más sintética: forjar una nueva comunidad sobre la base de hombres nuevos.
El hombre nuevo schoenstattiano es una realización original del hombre nuevo en Cristo Jesús, tal como san Pablo lo anuncia (cf Efesios 4, 24; 2, 15; Gálatas 3, 27; Romanos 13, 14). Es preciso despojarse del “hombre viejo” para que surja el “hombre nuevo” en Cristo Jesús. Cristo es el hombre nuevo y María su imagen más perfecta. María es la primera redimida. De ambos surge la nueva creación, que ejerce su influjo en la humanidad para renovarla hasta que surja "un nuevo cielo y una nueva tierra" (cf. Ap 21,1).
Este hombre nuevo cristiano va tomando distintas formas según los desafíos que se dan en las diversas épocas históricas. La riqueza de Cristo y de María -imagen perfecta e inicio de la Iglesia-, no se agota en un determinado tiempo. Por ello, la época que se vislumbra en el horizonte de los “novísimos tiempos” (esa es la expresión usada por el P. Kentenich), significará una profunda renovación del hombre cristiano. En el nuevo tipo de hombre cristiano se nos mostrará un nuevo resplandor de la vida y riqueza de Cristo, el Señor de todos los tiempos.