La estructura personal como punto de partida en la búsqueda del Ideal Personal
Este camino de búsqueda del Ideal Personal corresponde a una búsqueda más reflexiva del mismo. Nos referimos al tratar de descubrir, por medio de un autoconocimiento reflexivo, las tendencias vivas que nos impulsan a actuar y aspirar a determinados valores.
P. Rafael Fernández
Este camino de búsqueda del Ideal Personal corresponde a una búsqueda más reflexiva del
mismo. Nos referimos al tratar de descubrir, por medio de un autoconocimiento reflexivo, las
tendencias vivas que nos impulsan a actuar y aspirar a determinados valores.
Dios, al crearnos y confiarnos una tarea en el mundo, nos confirió a través de las leyes de la herencia, de nuestro carácter y de nuestras capacidades naturales y sobrenaturales, fuerzas internas que impulsan nuestro desarrollo desde dentro.
Así como una planta posee una orientación intrínseca hacia su pleno desarrollo, también nosotros poseemos pasiones e inclinaciones que nos mueven hacia la realización de nuestro ser.
Es cierto que las fuerzas que nos impulsan están sometidas a tensiones y suelen oponerse recíprocamente, debido a la complejidad de nuestro ser y al desorden causado por el pecado. Por eso, será siempre necesario un discernimiento, basado en la reflexión y en la oración, para llegar a determinar si los impulsos vitales que nos animan son queridos por Dios o son, más bien, manifestaciones de instintos desordenados.
La complementación de este camino con los otros caminos de búsqueda, nos ayudarán a discernir. En todo caso, tendremos siempre presente que nuestra naturaleza está herida por el pecado original, pero no está corrompida. Contamos con la realidad de la gracia del Espíritu Santo que presupone y edifica sobre nuestra naturaleza. La gracia no se yuxtapone a la naturaleza, sino que la compenetra y la anima desde dentro, sana las desviaciones de nuestros instintos e impulsos, los eleva y perfecciona, los purifica y fortalece.
De allí que para encontrar el Ideal Personal conviene conocerse a sí mismo y descubrir cuál es el impulso fundamental que vibra en nuestro ser, cuáles son los valores y los intereses que nos atraen.
Este impulso básico es como el alma del Ideal Personal y su energía intrínseca. El ideal no capta sólo la esfera intelectual o racional en nosotros, sino que actúa como una fuerza que brota de las capas más profundas de nuestra alma.