Reconstrucción

Una semana dura la recién pasada. Las noticias sobre irregularidades al interior de la Iglesia no cesan. Tendremos material de discusión para rato. Como lo he dicho antes, "la verdad nos hace libres". La petición de perdón de Monseñor Goic a las víctimas de abusos por parte de la Iglesia habla de una gran nobleza. Lo mismo su llamado a quienes se sientan heridos a acercarse y presentar denuncias, o hacerlo directamente en los tribunales. Caminos de clarificación y justicia necesarios. De todo esto -estoy convencido- la Iglesia saldrá fortalecida y podrá seguir prestando su servicio con mayor libertad, alegría y paz. Todo lo vivido es una lección de humildad y verdad. La Iglesia debe acercarse más al Evangelio y vivir...

| Padre Hugo Tagle Padre Hugo Tagle

Una semana dura la recién pasada. Las noticias sobre irregularidades al interior de la Iglesia no cesan. Tendremos material de discusión para rato. Como lo he dicho antes, "la verdad nos hace libres". La petición de perdón de Monseñor Goic a las víctimas de abusos por parte de la Iglesia habla de una gran nobleza. Lo mismo su llamado a quienes se sientan heridos a acercarse y presentar denuncias, o hacerlo directamente en los tribunales. Caminos de clarificación y justicia necesarios.

De todo esto -estoy convencido- la Iglesia saldrá fortalecida y podrá seguir prestando su servicio con mayor libertad, alegría y paz. Todo lo vivido es una lección de humildad y verdad. La Iglesia debe acercarse más al Evangelio y vivir como Cristo vivió: humilde, cercana, servicial. La transparencia no es solo una obligación necesaria para su encargo sino una gran seguridad que permite desenvolverse sin prejuicios ni rumores falsos. En ese sentido, es de esperar que la misma acuciosidad aplicada en las denuncias de posibles abusos se replique al revisar sus fundamentos. Es grave lanzar una denuncia irresponsablemente, ya que la honra es difícil de limpiar una vez mancillada. Confío en que todas las denuncias que se han presentado -y las que en el futuro se presenten a los tribunales- sean fruto de una rigurosa reflexión, por el bien de los posibles afectados tanto víctimas como victimarios.

Asocio todo lo sufrido estos días con el proceso de reconstrucción nacional. Para la Iglesia sigue la tarea de hacer las cosas mejor, con mayor esmero, cuidado y dedicación. El terremoto eclesial tendrá sentido en la medida en que se revisen normas como selección de consagrados y mejor vivencia pastoral. En esto último, somos todos responsables, tanto laicos como consagrados. Casi la mitad de las Iglesias y capillas de Chile sufrieron los efectos del terremoto. Algunas se resquebrajaron, otras colapsaron completamente. Hay que reconstruir. Pero hacerlo mejor, con mejores materiales. No bastan bonitas fachadas, una manito de gato o estucados superficiales. Se requieren mejores cimientos, mejores materiales.

Recuerdo a un grupo de laicos, muy entusiasta, que regaló parte de una capilla hace unos años atrás. Yo veía bastante endeble toda la estructura, pero no dije nada, por no herir. Terminó resquebrajándose entera. Mejor invertir un poco más, pero hacer las cosas bien, aunque aparentemente no sea lo más bonito. De hecho, lo más caro de una construcción es lo que no se ve. Una necesaria lección para todos. Aprovecho de felicitar a los miles de voluntarios que han salido en estas semanas a reconstruir Chile. Ellos han sido parte de las noticias estimulantes de este tiempo; una inyección de esperanza y paz. Es mucho más lo bello y bueno, que lo malo y feo. Reconstruiremos un Chile y una Iglesia mejor, más bella, justa y fraterna.

P. Hugo Tagle Moreno


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