Ciencia e ideología

Mario Bunge Cualquier trabajo científico se enmarca dentro de un contexto que incluye consideraciones que no son estrictamente científicas. Está comúnmente aceptado que dentro de un trabajo de investigación, sea del tipo que sea, se hagan consideraciones de tipo económico o, incluso, sociológico. Pero no esta tan bien visto que se incluyan consideraciones de tipo ideológico, político o religioso. Si bien es cierto que las consideraciones económicas o sociológicas suelen ser más objetivas y cuantificables  que las de los otros tipos mencionados, su carácter "científico" puede ser discutible en muchos casos. Sin embargo, pueden añadir una valiosa perspectiva para la comprensión e interpretación de unos fríos datos dentro de una realidad normalmente muy compleja y difícil de aprehender exclusivamente mediante el método científico...

| César Fernández-Quintanilla (España) César Fernández-Quintanilla (España)

Si aceptamos este principio, podemos plantearnos si es también aceptable dar el siguiente paso, es decir, mezclar nuestro trabajo científico con nuestra visión general del mundo, incluyendo aspectos de tipo más bien ideológico. Por ejemplo, ¿Es aceptable que un investigador católico trate de demostrar la mayor eficacia de las células madre somáticas frente a las embrionarias?

Está muy extendida una visión mecanicista del investigador que considera que las diferentes facetas de su actuar deben estar claramente separadas y que no debe mezclar sus valores y creencias con su actividad profesional. Personalmente estoy en claro desacuerdo con esta visión. Nuestra apreciación de la realidad es holística y no podemos, ni debemos, fragmentarla,  estructurándola según nuestra conveniencia o según nos dicten las normas establecidas. Pero una cosa es que nuestras hipótesis de trabajo partan de una cierta visión de la realidad y otra muy diferente es que tratemos de manipular esa realidad para hacer coincidir nuestros resultados  con nuestros deseos. Si bien es totalmente válido el plantearse como hipótesis que algunos tipos de células madre somáticas pueden ser tan eficaces o más que las procedentes de embriones a la hora de regenerar ciertos tejidos , hay que ser extremadamente cuidadosos a la hora de diseñar los experimentos e interpretar sus resultados, huyendo de toda manipulación de los mismos.  Y dado que mentir es también ocultar la verdad, tenemos la obligación de hacerlos públicos aunque no coincidan con los que nos hubiera gustado obtener.

Mario Bunge, argentino y uno de los filósofos de la ciencia más prestigiosos a nivel mundial, incluye dentro de los componentes de un campo de investigación tanto el trasfondo específico de ese campo (conjunto de teorías, conocimientos y datos utilizables), como el trasfondo general de la ciencia (conjunto de teorías y leyes formales) y el trasfondo filosófico (supuestos acerca del mundo, del conocimiento y de la recta conducta). Por consiguiente, tenemos luz verde de este gurú de la ciencia para utilizar nuestras creencias y nuestra visión del mundo en nuestros trabajos de investigación.

Pero utilizar como trasfondo nuestras creencias no es lo mismo que mezclar arbitrariamente ideología y ciencia. Ramón Margaleff, el  padre de la ecología en España, decía que el ecologismo es a la ecología lo que el socialismo es a la sociología. Conozco excelentes ecólogos que son muy críticos con el movimiento ecologista y a sociólogos de primera línea que no son socialistas. En general, las ideologías han sido creencias bastante dogmáticas (mientras que la ciencia es dubitativa), resistentes a las novedades científicas (en tanto que las ideas científicas no cesan de ser corregidas y enriquecidas a la luz de la experiencia) y con tendencia a ser utópicas (en tanto que la ciencia es realista). De hecho, no existe ninguna ideología que sea plenamente científica.

¿Debemos ideologizar la ciencia o cientifizar las ideologías? Yo creo que el camino a seguir debe ir en ambos sentidos. No solo es aceptable sino recomendable incluir nuestra visión particular del mundo en nuestra actividad científica. Pero también es recomendable que las creencias se hagan más críticas (abandonando muchos dogmatismos), que estén más abiertas a las experiencias  y nuevos conocimientos y que, sin perder su carácter utópico (siempre es deseable que los sueños y los anhelos vayan por delante de la dura realidad) pongan más los pies en la tierra.

Hace ya muchos años, el P. Kentenich hablaba del pensar, amar y vivir orgánico. Más recientemente,  Mario Alonso Puig, un conocido cirujano madrileño, nos lo decía con otras palabras: "lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando".  Es decir, tenemos que hacer trabajar a nuestro corazón en tandem con nuestra mente. ¿No es esto a fin de cuentas de lo que hemos estado hablando  a lo largo de todo este artículo?

César Fernández-Quintanilla

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