Pequeños regalos perdidos

  Hoy es 8 de julio de 2010... Estoy sola con el Santísimo en el Santuario del Valle de María (consagrado el 22 de mayo de este año en la zona de Linderos, VI Región de Chile). Hace 60 minutos que en silencio, recogimiento y profunda conexión estoy con Jesús Sacramentado. Estaba rezando, pensando en el aniversario del centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich -que se celebra hoy en todos los Santuarios del mundo- y le pedía a nuestro Padre Fundador y a Jesús que me ayudaran a descubrir en mi corazón lo que nuestro Padre Dios quiere hoy de mí. Que me hablara a través de las voces del tiempo y del alma. En medio de mi meditación, Schoenstatt Vivo surgió en mi mente y se me apretó el corazón. ¡Han pasado casi tres meses desde que publicara mi última columna! ...

| Paulina Respaldiza (Linderos, Chile) Paulina Respaldiza (Linderos, Chile)

 

Hoy es 8 de julio de 2010... Estoy sola con el Santísimo en el Santuario del Valle de María (consagrado el 22 de mayo de este año en la zona de Linderos, VI Región de Chile). Hace 60 minutos que en silencio, recogimiento y profunda conexión estoy con Jesús Sacramentado.

Estaba rezando, pensando en el aniversario del centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich -que se celebra hoy en todos los Santuarios del mundo- y le pedía a nuestro Padre Fundador y a Jesús que me ayudaran a descubrir en mi corazón lo que nuestro Padre Dios quiere hoy de mí. Que me hablara a través de las voces del tiempo y del alma.

En medio de mi meditación, Schoenstatt Vivo surgió en mi mente y se me apretó el corazón. ¡Han pasado casi tres meses desde que publicara mi última columna! Qué pena descubrir que la vida muchas veces mata la vida. ¡Cuántas veces postergamos lo importante por lo urgente! ¡Cuántas veces nos enredamos en cosas insignificantes y perdemos los grandes momentos de la vida! ¡Cuántas veces hemos dejado de gozar en plenitud un pequeño regalo de Dios por estar "muy ocupados" en cosas más "prioritarias"!

¡SÍ! Hoy he sido absolutamente bendecida. Completamente regalada por nuestro Padre Dios, su Hijo y nuestra Santísima Virgen. ¿Saben por qué?
Escribo esta columna en un rincón de este increíble Santuario. Contemplo -a través de los cristales de mil colores del vitraux- un jardín maravilloso inundado por un sol cada vez más intenso y enmarcado por una cordillera de Los Andes majestuosa, nevada como hace años no se veía en Chile. (Ando con máquina fotográfica... ¿qué casualidad? Las fotos de esta columna son de hoy).

Tengo el privilegio de tener a Jesús Sacramentado sólo para mí; el Santuario me acoge, esta última media hora lo he tenido en exclusividad. Me imagino al Padre Kentenich en el rincón del Santuario donde siempre rezaba, me uno a él en oración y celebro junto a la Sagrada Familia los 100 años de su ordenación sacerdotal ¡Qué regalo!

Y por si todo esto fuera poco escucho los pájaros cantar, unos perros ladrando y unos niños jugando en el jardín. ¿Será así el goce pleno cuando estemos cara a cara con el Señor resucitado? No lo sé, pero hoy tengo la certeza -lo siento con gran fuerza en mi corazón- que el Padre Dios me quiere mucho y que cada día me lo demuestra con los pequeños regalos que muchas veces no vemos, pero que ahí están para cada uno de nosotros.

Este 8 de julio ha sido distinto. Estoy plena. El Santuario transforma. He tenido una experiencia única de Tabor. Durante 120 minutos he estado, como una hija predilecta, compartiendo con la Sagrada Familia y la Santísima Trinidad.

Gracias Señor por este nuevo día y los muchos regalos que siempre tienes para mí.

Paulina Respaldiza Chicharro
Linderos, Chile
Julio 2010

 

 

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